Apps de delivery: ¿Avance tecnológico o retroceso social?

Publicado por Hiram Aguilar en

Es impresionante  la expansión y penetración de la tecnología en el mundo en las últimas tres décadas. El Smartphone o teléfono inteligente con miles de aplicaciones ha hecho que cada aspecto de la vida cotidiana sea más sencilla, desde escoger nueva ropa hasta pedir una hamburguesa que llegue directamente a la casa. El debate se centra entre las condiciones laborales de sus trabajadores y la facilidad que ofrece la entrega personalizada.

La gastronomía como parte del desarrollo humano no escapa de este boom tecnológico, desde hace aproximadamente 10 años las aplicaciones de delivery se han convertido en herramientas populares en Latinoamérica y España.

Pedidos Ya, Rappi, Glovo, Uber Eats son las más consultadas cada día, con un abanico infinito de opciones y ofertas que a cualquiera se le hace agua la boca, hamburguesas, helados, pizzas, ensaladas y sushi encabezan los platos más solicitados por los usuarios.

Según un estudio de División Insights de Kantar de octubre de 2019, 9 de cada 10 residentes de Capital Federal y el Gran Buenos Aires conoce alguna app de delivery y 2 de cada 10 recurre a ellas regularmente. De acuerdo al documento dos de cada tres argentinos que hacen un pedido a través de alguna plataforma de delivery online, utilizan Pedidos Ya. Ya sea para resolver alguna comida o para realizar una compra del supermercado o medicamentos en una farmacia.

En la actualidad los servicios de delivery sirven como único canal de circulación habilitado para el acceso a muchos productos y servicios en tiempos de cuarentena, es por ello que las empresas realizan campaña en las redes sociales para concretar nuevos repartidores ya que la demanda es alta. Además de convertirse en la única alternativa de los restaurantes, cafés, pequeños emprendedores y bares en medio de la pandemia.

Glovo arrancó en enero de 2018 y ya hizo más de cinco millones de entregas con una flota que hoy supera los seis mil cadetes. Mientras Rappi, cuenta con dos millones de usuarios en la actualidad.

De acuerdo al estudio de Division Insight de Kandar (2019) Pedidos Ya fue la primera app de delivery de latinoamérica creada en Uruguay en 2009.

Números impresionantes

“Para más de la mitad de los comercios que generan ingresos a través de plataformas como Glovo, las órdenes generadas a través de estas apps representan entre un 50% y un 75% del volumen total”, destaca un extracto de un comunicado de la empresa Glovo en agosto de 2019.

En un artículo de Nora Sánchez para el Clarín en agosto de 2019 la profundización de estas plataformas en Argentina han sido notablemente importantes. “Glovo arrancó en enero de 2018 y ya hizo más de cinco millones de entregas con una flota que hoy supera los seis mil cadetes. Rappi, llegada casi al mismo tiempo cuenta con dos millones de usuarios registrados, siete mil repartidores y 3.800 comercios que venden a través de su app. Mientras que Pedidos Ya, tras la llegada de las otras dos, reconvirtió su negocio para competir también en este segmento con una flota de repartidores propios”.

De acuerdo al estudio de División Insights de Kantar (2019) la primera App de este tipo fue Pedidos Ya que fue lanzada hace más de 10 años, en octubre de 2009. De origen uruguayo y a pesar que cuenta con más de una década en el mercado, su explosión consta de apenas dos años con una cobertura de operaciones en más de 400 ciudades a nivel de Suramérica y alrededor de 160 ciudades en Argentina,

Esta plataforma registró un crecimiento de más del 110% en la cantidad de pedidos procesados en el país, supera los 15 mil repartidores en toda la región, cuenta con siete mil solo en Argentina, y tiene más de 32.000 restaurantes adheridos en  Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

La encuesta de División Insights de Kantar (2019) explica que en Capital y el Gran Buenos Aires, el 93% de las personas ya conocen las apps de delivery; un 33% ya las usó alguna vez; y que un 19% se volvió cliente recurrente, en otras palabras, un poco más de la mitad las ha utilizado.

Mientras que a nivel nacional un 87% tiene conocimiento de ellas, un 27% realizo algún encargo y el 16% se unió habitualmente a alguna plataforma.

En Capital Federal y el cordón de Gran Buenos Aires los dos grandes reglones por edad, de 25 a 34 años (28%) y de 18 a 24 años (24%) son los que más consumen en estas aplicaciones. Los encuestados prefieren estas apps porque, es fácil de usar (71%), ofrece un servicio rápido (63%), tiene buenas promociones (52%).

El trabajo destaca que quienes abandonan estas apps se debe a, no llega el delivery/envío donde estoy (20%), por las condiciones de sus empleados (16%), no me interesan sus promociones (16%).Y los que no han probado es porque, no suelo pedir a domicilio (49%), prefiero pedir en el local directamente (27%), por las condiciones de sus empleados (11%).

El estudio fue hecho a mil personas mayores de 18 años que representó a casi toda la población, marca que entre los usuarios habituales hay más mujeres (56%) que hombres (44%) del total. Además, el 50% son menores de 34 años y sólo el 18% mayores de 50 años.

En entrevista al Clarin, Sebastián Corzo, director comercial de Medios de la División Insights de Kantar, indicó que  “las cifras muestran que el fenómeno sigue en expansión, con epicentro en Buenos Aires, y que está generando un fuerte cambio de hábitos de consumo. En general, vemos que los que prueban el servicio lo siguen usando mayormente, porque los niveles de satisfacción son altos”.

La encuesta de División Insights de Kantar (2019) explica que en Capital y el Gran Buenos Aires, el 93% de las personas ya conocen las apps de delivery; un 33% ya las usó alguna vez; y que un 19% se volvió cliente recurrente.

Un tercio de la población de Capital Federal y Gran Cordón de Buenos Aires ha utilizado alguna vez una app de delivery.

Alto Costo

No está en duda el éxito de estas apps gracias a que proporciona soluciones sencillas y que ahorran tiempo, genera empleo, y se ha convertido en una alternativa de entrega para los locales comerciales, ¿Pero a que costo?.

El periodista Francisco Lucotti en su artículo “Protagonistas de la cuarentena, los repartidores siguen precarizados en Argentina” para el diario Sputnik (abril 2020), indaga en los problemas que padecen los repartidores de estas plataformas y la falta de infraestructura de seguridad social de los mismos.

“Se calcula que hay entre 60.000 y 90.000 repartidores de aplicaciones en actividad. La situación de cada uno de estos trabajadores es diferente y, mientras algunos están en situaciones más comprometidas desde lo económico, en otros impera el sentido de autopreservación”, describe Lucotti.

En plena cuarentena estas causas hacen que se combinen un aumento en la demanda con menos repartidores en las calles, por lo que quienes se arriesgan a salir con la pandemia del Covid-19 ganan entre 200 y 400 pesos (3 y 6 dólares) por hora, según registran sus foros virtuales.

El viernes 10 de abril de 2020 un repartidor haitiano, Emma Riosendaulv, de 23 años murió al chocar su moto contra un colectivo en Rosario y otro falleció en agosto de 2019 en Flores al chocar contra una camioneta, estos peligros se reflejan en gran medida en jóvenes inmigrantes que llegan al país en precarias condiciones de contratación, y son vulnerables dentro del sistema.

Desde la introducción de las aplicaciones de entrega personalizada en Argentina y la región, se ha polemizado sobre la precarización y flexibilización laboral que está implícita en el modelo de negocios, donde los repartidores, en calidad de independientes, carecen de prestaciones y seguros contra accidente, robos o enfermedad. «Nuestra paga no es fija, nosotros somos todos monotributistas, dependemos de la cantidad de horas y de kilómetros recorridos y para llegar medianamente a un salario que nos permita vivir necesitamos que nos auto explotamos una gran cantidad de horas muy grande, arriesgando la vida», indicó un vocero gremial a la agencia Telam.

El 22 de abril de 2020 por 24 horas se realizó la primera huelga internacional de repartidores en Argentina, España, Guatemala, Ecuador Costa Rica y Perú.

Diversas organizaciones que agrupan a los repartidores exigen mejores condiciones laborales y de seguridad.

Una lucha sin cuartel

En 2019 repartidores de la empresa Glovo realizaron una huelga frente a la icónica iglesia de La Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona, todo por mejores reivindicaciones económicas y sociales para el gremio, trabajadores administrativos y clientes, una negociación donde todos ganen.

Esto encendió la chispa hasta América, donde se crearon nuevos frentes para luchar por mejores condiciones laborales en sindicatos como Glovers Unidos Argentina, la Agrupación de Trabajadores de Reparto (ATR), Glovers Unidos España, Glovers Ecuador, Glovers Costa Rica, Glovers Elite de Guatemala y Repartidores de Perú.

El 22 de abril de 2020 por 24 horas se realizó la primera huelga internacional de repartidores en Argentina, España, Guatemala, Ecuador Costa Rica y Perú.

“Sin respuestas por parte de las empresas y con la vista gorda de los gobiernos, los repartidores nos organizamos en un frente único internacional de lucha por nuestras reivindicaciones más urgentes: 100 por ciento de aumento en el pago por pedido y elementos de seguridad e higiene que sean seguros, de calidad y cantidad acordes a las jornadas laborales y la crisis sanitaria en curso”, señalaron las organizaciones en un comunicado.

Además reclamaron sobre las condiciones de trabajo bajo las empresas de entrega en medio de la cuarentena, “ necesitamos materiales de higiene en calidad y en cantidad, alcohol en gel, barbijos y guantes» y denunció el comunicado que las empresas del sector les dan “elementos en cuentagotas”, lo que genera que sean los propios trabajadores los que deben comprarlos, al tiempo que recordó que están cobrando “lo mismo que hace dos años” y que “la paga no es fija”.

La organización describe que “la explotación a fondo del lucro por parte de las empresas de reparto va a costa de la exposición de los repartidores al contagio del Covid-19” y ésta “pandemia profundizó las condiciones de precarización existentes en las aplicaciones”.

“Las probabilidades de morir por esto o que me afecten en lo personal son muy bajas, el mayor miedo que tengo es la posibilidad de contagiar a familiares o a otra gente que pudiera contagiar a personas mayores”, dijo a Sputnik Pablo Moreno, quien trabaja con la aplicación Uber Eats y administrador del grupo privado de Facebook Repartidores Argentina.

Según los llamados rappitenderos que trabajan en el rubro, las empresas les envían constantemente mensajes recordatorios de las medidas de higiene, pero no ofrecen contención en caso de contagio y, al no ser empleados en relación de dependencia sino autónomos que trabajan por contrato, tampoco están asegurados.

“Tengo este trabajo que me permite pagar el alquiler, porque nos siguen cobrando. Si no pudiera salir a trabajar no tendría ingresos para sobrevivir sin endeudarme», explicó el venezolano Gerson Carvajal, repartidor de Rappi en Argentina desde hace un año.

Esclavos de la comida

Laborar en este gremio es casi por supervivencia ya que deben pagar el uniforme y hasta la mochila para poder trabajar. Además las empresas de delivery explotan a su favor la crisis desatada por la pandemia con el permiso del gobierno argentino. El problema es simple: el que no reparte, no come. Por otro lado, la amenaza de la enfermedad impulsa la demanda por el coronavirus.

Por el  aumento en la demanda, Rappi está reclutando repartidores en plena cuarentena sin importar ninguna medida para resguardar la salud de los repartidores. “No entregan elementos de seguridad e higiene, ni si quiera en los distritos como CABA o La Plata donde el uso de barbijo pasó a ser obligatorio”, explica Francisco Uriona en su artículo “Repartidores: quién es quién en vísperas del paro nacional”, de la Prensa Obrera del 18 de abril de 2020.

El pago de un repartidor oscila aproximadamente entre 50 y 100 pesos por envío. Este valor no se actualiza a pesar de la devaluación y la gran inflación en Argentina (significa entre 0.50 y 1 dólar por viaje para una empresa como Rappi que facturó 30 millones de dólares en 2018). Rappi es una maquinaria de publicidad donde en la actualidad califica de héroes a los repartidores, mientras Glovo realizó promociones durante el día de huelga (22 de abril de 2020) para forzar la salida a la calle de los trabajadores en medio del paro.

Los repartidores (como tantas otras ramas del trabajo) son empujados a la exposición constante que ofrece la empresa. A esto se le suman los casos de inseguridad y los abusos policiales reiterados en plena cuarentena.

Tanto en Italia como en España, dos de los países más afectados de Europa por el Covid-19, las principales empresas de apps de reparto (Glovo, Just Eat, Uber Eats, Deliveroo) han aprovechado la crisis desatada por la extensión del virus, y las medidas de aislamiento de la población, para aprovechar un salto en el negocio de entregas domésticas.

Algunas empresas, como es el caso de Uber Eats, han ido aún más lejos, lanzando campañas publicitarias con slogans como “Aprovecha esta semana, quédate en casa y pide Uber Eats” o “no te la juegues”, sumado a distintas promociones, todo en vistas a explotar el aislamiento de la población sobre la base de una mayor exposición de los repartidores. Esto suscito un repudio generalizado que obligo a la empresa a pedir disculpas públicamente.

Esta dramática situación de los repartidores de apps los coloca ante la disyuntiva de salir a ganarse el pan poniendo en riesgo su salud y sus vidas o conservar sus vidas poniendo en riesgo su alimentación y supervivencia. Se vuelve urgente un paquete de medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores, que incorpore mayores medidas de higiene,  la desafectación del pago del monotributo, un seguro económico para los repartidores de las app, cobertura de obra social y servicios médicos.

Glovo realizó promociones durante el día de huelga (22 de abril de 2020) para forzar la salida a la calle de los trabajadores en medio del paro. Ya en 2019 repartidores exigieron mejores condiciones en Barcelona, España

En España trabajadores de la empresa Glovo protestaron por sentirse «esclavos» de esta empresa.

Legalización aún sin salida

A principios de marzo de 2020 trascendió un proyecto de ley del gobierno del presidente Alberto Fernández para regular el trabajo en las aplicaciones. El proyecto nunca se presentó, y luego se cerró el congreso. Si bien el proyecto dejaba a los repartidores por fuera de la Ley de Contratos de Trabajo, el reconocimiento de la relación laboral entre el delivery y la empresa significaba un progreso para los miles de repartidores que exigen el pago por parte de las empresas de ART, seguro de vida, indemnizaciones por despido, etc.

El gobierno primero coqueteó con reconocer la precarización de los trabajadores de reparto, y acto seguido los considera esenciales, sin resolver por eso ninguno de los aspectos en que la precariedad laboral potencia sobre ellos los efectos de la pandemia.

En cuanto al impacto de la crisis sobre este sector, el decreto presidencial que otorga un subsidio de 10 mil pesos por única vez deja afuera a muchos repartidores que a pesar de aplicar por ser monotributistas no cuentan con la antigüedad de residencia en el país estipulada.

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Daniel Franco (Máster en comunicación y periodismo gastronómico)


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